La segunda ola tiene un código oculto, un conjunto de reglas o principios que presiden todas sus actividades y las impregnan de un repetido diseño, el cual se compone de seis principios interrelacionados que afectaron diversos aspectos de la vida.
La Uniformización: Es el más conocido de estos principios, pues todos sabemos que las sociedades industriales crean millones de productos idénticos, y es que para triunfar en el entorno de la segunda ola había que uniformizar el “material intelectual” (procedimientos y sistemas administrativos), juntamente con el material físico. Como ejemplo tenemos a Frederick Taylor, un ingeniero que creía que se podía dar un carácter científico al trabajo haciendo que fuesen uniformes para todos los obreros cada uno de los pasos en que se realizaba en el mismo, este método de trabajo fue copiado tanto por capitalistas como por socialistas. También se fueron uniformizando procedimientos de contratación, escalas de salarios, etc. En educación se crearon cursos uniformizados, lo mismo se hizo con los sistemas de graduación escolar, procedimientos de admisión y reglas de acreditación.
La Especialización: Necesaria en el trabajo de la segunda ola, pues conseguía que las tareas se efectuaran con menor pérdida de tiempo y de trabajo, aunque deshumanizara progresivamente al obrero. Ésta característica se hizo inherente al capitalismo como también al socialismo.
La especialización trajo consigo la profesionalización, presentándose la oportunidad a algunas personas de monopolizar su conocimiento, surgiendo por la necesidad nuevas profesiones, llegando a considerarse incluso la agitación política como una profesión.
La Sincronización: Para la segunda ola el tiempo equivalía a dinero, y no se podía permitir que las máquinas costosas permanezcan ociosas, esto produjo el tercer principio de la civilización industrial: “la sincronización”.
Al extenderse la producción fabril, el elevado coste de la maquinaria y la estrecha interdependencia del trabajo exigían una sincronización mucho más refinada. Si un grupo de trabajadores de una sección se demoraba en la terminación de una tarea, otros situados más adelante en la cadena de producción se retrasarían también. Así, la puntualidad se convirtió en una necesidad social, empezando ha proliferar los relojes de pared y de bolsillo.
La Concentración: Surge debido a la dependencia que tenía la sociedad industrial por los depósitos altamente concentrados de combustible fósil, lo que hizo que la población se concentrara, desplazando los habitantes de las zonas rurales y reinstalándolos en centros urbanos gigantescos. Se concentró incluso el trabajo, mientras que en la primera ola el trabajo se desarrollaba en todas partes (en el hogar, en la aldea, en los campos), en las sociedades de la segunda ola gran parte del trabajo se realizaba en fábricas en las que se congregaban miles de trabajadores bajo un mismo techo.
La concentración se dio en todo; en cárceles los delincuentes, en escuelas los niños, en corporaciones las empresas.
La Maximización: Si la revolución industrial se caracterizó por la producción en masa, que demandaba costes unitarios más bajos, entonces, se empezó a pensar en maximizar la producción o hacerla eficiente.
La maximización no sólo se manifestó en la producción, también lo hizo en la construcción, queriéndose construir la torre más alta del mundo, el puente más largo, la ciudad más grande, entre otros.
Los Gobiernos de la segunda ola se lanzaron en todo el mundo a una ciega carrera por aumentar a toda costa el PNB, maximizando el “crecimiento” aun a riesgo de un desastre ecológico y social. La maximización si situó junto a la uniformización, la especialización y las otras normas industriales fundamentales.
La Centralización: Todas las sociedades complicadas requieren una mezcla de operaciones centralizadas y descentralizadas. Pero el cambio de una economía de primera ola básicamente descentralizada a economías nacionales integradas de la segunda ola, condujo a métodos completamente nuevos para centralizar el poder. Éstos entraron en funcionamiento al nivel de compañías individuales, industrias y de la economía como un todo.
Estos 6 principios descritos formaron un sello distintivo de la civilización de la segunda ola, y en la actualidad están siendo atacados por las fuerzas de la tercera ola.
La mayoría de nosotros ha sido criado bajo este sistema,normalmente impuesto por las grandes fábricas y multinacionales.
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